CLORIS, diosa de las flores y los campos de cultivo, había sido raptada y casada a la fuerza por Céfiro, quien le había obsequiado con mantenerse eternamente joven y un jardín en permanente primavera. Pero Cloris escapó, llevándose consigo una semilla de cada planta escondida bajo su turbante. Trayéndonos todas las especies del Olimpo, junto al resto de las estaciones. Permitiéndose envejecer, cargándose de sabiduría y madurez, arrugándose, marchitándose. Siempre bella. Reinventemos la mitología.
Técnica digital